"y pido perdón a la necesidad
por hacerla mía."
PATRICIA SUÁREZ
jardín de infantes. Me mandaba a la calle para que juntara
piedritas parecidas y después se tiraba en el suelo conmigo
en medio del patio. Mamá a veces le traía el mate. Una
vez que aprendí a sumar y restar, se puso en el trabajo de
enseñarme a multiplicar. Me acuerdo que reunía piedritas
en grupos de dos y tres y empezaba a transpirar porque yo
no entendía. Me acuerdo de sus bigotes bien negros y del
pelo crespo y que decía damián atendeme. La escena se
desarrollaba en el sendero de portland que unía la casa de la
abuela con nuestra casa. Había varios grupos de piedras de
dos y tres, hasta ahí estaba todo claro. Acá hay dos, acá hay
tres. Bien. De esto pasó un montón de tiempo y no logro
entender cómo quería explicarme, no logro captar cuál era
su método. Porque él tenía un método. Fracasó, es cierto,
pero sabía perfectamente lo que quería y cómo. Ahí está
creo, eso. Es el recuerdo más lejano que tengo de que alguien
haya querido ayudarme a pensar. Es el día de hoy que, al
darme cuenta que estoy metido en bardos de los que creo
que no puedo salir, digo: acá hay dos, acá hay tres. Bien.
DAMIÁN RÍOS
...Feliz lunes.
Un beso,
Anay
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