mi padre cavó más hondo. entre dientes decía: a mí no me puede nadie. y al cabo de media hora había extirpado aquella raíz de la que os hablé. sentí rechazo, es claro, pero debo comprender que él lo hiciera como un dentista que nos quita algo muerto de la boca. él, así, cree mejorar la tierra. y la madera muerta cae en el montón de leña. yo no sé qué pensar. quizás las cosas, a fin de cuentas, tengan que hacerse así.
por lo demás, hoy hace fresco aquí.
òscar

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