Jueves a cuatro tiempos

Tiempo 1
Parece que hoy esquivo el tiempo de una manera cobarde. Después de salir de grabar algunas cuñas para el programa de la nueva temporada, pregunto en voz baja si es jueves o viernes. Me escondo tras la confirmación. Será que se acerca el tiempo de la pereza y la cercanía con la rutina.

Tiempo 2
Reconfortante reencuentro con un buen amigo y extraordinario músico, Jordi Pujol. Nos ponemos al día, escuchamos buen jazz entre pasta italiana y un vino reserva chileno que nos alegra la conversación.

Tiempo 3
La Biblioteca Antonio Martín del Prat. Tengo trabajo. Vuelvo a ser jurado de un premio de poesía, y casi 100 trabajos esperan el veredicto de un semi-ignorante literario que algo sabe, poco, de poesía. Voy a ser un poco cruel si me lo permiten: me aburren todos los poemas de este premio. Es la tercera vez que reviso los trabajos y me cuesta encontrar algo que me llame la atención. 2/3 ya están descartados. Me queda elegir entre una treintena, y me costará.

Tiempo 4
Necesito recuperar el pulso poético: Fernando Valverde (1980), desde su libro "Razones para huir de una ciudad con frío" (Visor, 2004) me ayudará, acompañado de la música de Ludovico Einaudi, pianista que escucho obsesivamente. Hoy toca la banda sonora de "Dr. Zhivago" (2000).

La vida es una cena de valientes,
las cosas que mirabas no eran nada
a pesar del calor que concedían...
Pero llega el olvido y lo demuestra,
te concede la paz y te acostumbra
a vivir sin refugios ni banderas.

Mira a tu alrededor,
las cosas giran,
el mundo está en constante movimiento...

Es tán fácil perder si estamos quieto.

Y corre, grita, huye,
encuentra un corazón en la avenida,
que la ciudad no puede traicionarte.

Sobrevive y después coge tus dudas,
el mundo nunca entiende de equipajes.

Demasiado pesados tus recuerdos,
tus justas de otros años,
tu nostalgia y tu rabia,
tu desidia,
la pasión con la que besas,
las cartas que no escribes.

Las cosas que no existen pesan más,
es otro de los giros que entenderás más tarde.

Y deja atrás tus miedos,
hoy se anuncia una guerra,
¿acaso crees que todo es previsible?
no existe gente justa si no habitan
un interés tan justo que lo iguale.

Por eso, llegado el momento,
busca en ti, disimila,
recuerda algún poema....

No hay respuesta posible que no habite en ti mismo.

Y entonces volverás
a sonreír despacio,
no porque recuperes las cosas que perdiste,
no por ganar batallas que el mundo te negaba,
no por el éxito, o por los homenajes,
será sólo un segundo, tal vez en soledad,
un segundo que ponga las carta en la mesa
y le de a cada rostro el nombre que merece.

Entonces no te asustes si todos están lejos.

El amor nunca entiende de tiempos ni ciudades,
tampoco de razones para huir
de una ciudad con frío.

ALVARO VALVERDE

¡Salud y poesía!

Mariano