"...belleza, ten piedad de mí..."
EMILY DICKINSON
INSTINTO DE ATALAYA
El insidioso viento te susurra al oído:
no puedes más, no puedes
más, te ensordece, está hecho de la misma
materia que la piedra, te arrebata
el resuello.
Y tú, montaña arriba,
desoyendo la ley que decreta los límites,
retando al precipicio con tu vértigo,
respirando las sobras del oxígeno,
inventándote un rumbo,
una respiración de fragoroso anhelo,
subes y subes, subes
con los genes del mono y el lagarto
que sigues siendo aún,
como el salmón, contracorriente, subes,
sin plantearte adónde ni por qué,
cincelado en tu instinto, menos tuyo
que las generaciones de homo sapiens,
de nómadas, rapiñadores, monjes,
peregrinos, esclavos, mensajeros,
que llevas en tu sangre y que te empujan.
Tras cada promontorio, una falsa promesa
de que ahí está la cumbre,
que deja paso a otra y otra y otra
sucesión incapaz de contener
tu determinación, no piensas, subes.
Más tarde o más temprano,
coronarás, seguro,
y en la cima,
todavía acezante,
cuando alargues la vista al horizonte
y aciertes a decirte: qué belleza,
volverás a tu ser de humano impresionable.
A ver, entonces, cómo diablos bajas.
ARTURO TENDERO
...Feliz lunes.
Un beso,
Anay
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