De los Ruidos, como nuestro principio,
del barranco,
donte te me caíste,
vuelvo a sacar
la caja de los juegos -
tú sabes cuál: la invisible
la inaudible.
..............
Torcida,
como todos nosotros,
tienes puesta
una válvula auditiva,
libre,
y lo sordo de tí,
al otro lado, en las nevadas sienes,
ahora se abre en flor
con cascabeles
de loco en cada
sépalo
..............
Ciego de Alma, detrás de las cenizas,
en la sacra palabra sin sentido,
el desrimado viene andando,
ligero sobre los hombros con el abrigo cerebral,
con eco de vocales enredadas
en el conducto del oído,
desmonta la púrpura del ver,
la reconstruye.
Paul Celan, Hebras de Sol, visor 2002
pepe
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