Suelo salir a despedirla al descansillo. Cada noche.
Cuando sale a ganarse nuestro pan con el sudor de su frente.
En una mano lleva la bolsa, o bolsas, de la basura.
En la otra, o bajo el brazo, los dos periódicos del bar.
Suelo salir a despedirla al descansillo. Cada noche.
Cuando sale a ganarse nuestro pan con el sudor de su frente.
Le arreglo el pelo. Le coloco bien el cuello del abrigo.
La beso en los labios. Que tengas una buena noche, le digo.
Mientras baja por la escalera, aún le recuerdo: Si necesitas algo,
me llamas. No importa qué hora sea. Me llamas.
Aguardo, todavía, a que desaparezca su espalda
desaparezca, también, de la pared, la sombra de su espalda…
A que se apague la luz
abajo, en el zaguán, se escuche un portazo. Solo entonces
entro en casa
cierro la puerta.
ppprprprp
ppprprprp
David González, Que tengas una buena noche
uuuuuuuuu
pepe
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