
De bien amar se vuelve
mascullado y hambriento,
con sabor en la lengua a carne cruda.
El suelo se amortigua,
los caminos convergen, silba el aire.
Con gesto agradecido,
con sonrisa imantada
por el impulso mismo que iza al árbol
al sol,
tararear al paso:
no puedo amarte más, no soy tan físico.
00000000000
Rafael Espejo

No hay comentarios:
Publicar un comentario