fue en esta esquina, gran via - urgell. en barcelona.
tendría catorce o quince años, no sé precisar. el caso es que salía del cole. ocurrió mientras cruzaba. ¿cuántos segundos tardé en recorrer ese paso de cebra? ahí cupo todo.
en este cruce deduje algo vital para mi vida a partir de entonces. pensaba. pensé a lo bestia. recuerdo que pensé que uno podía volverse loco si volcaba sus pensamientos sobre los propios pensamientos. que era una espiral muy peligrosa que me abocaría directamente a la locura. que pensar fuerte era cosa de locos. así que aceleré el paso y a partir de entonces decidí que era mejor no derramar todo el contenido del pensamiento en el pensamiento mismo, que era mejor tomarlo de afuera. tomar de afuera un pensamiento no significa no tener capacidad de generar pensamiento propio, al contrario, era para airear la almendra de la perola. no se puede ingerir un alimento que hierba. el caso es que acabé de cruzar y aquí me tenéis, pensando poco, por que, a fin de cuentas, suscribo todos y cada uno de los pensamientos de la naturaleza. ella me cuida como una madre, por decirlo así. por eso, la semana pasada, nada más llegar a logroño, tuve la necesidad de acercarme a ver el río.
òscar
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