leer marea si no tienes bien graduada la vista. escribir no marea,
aunque no lleves las gafas adecuadas. no puedo seguir leyendo ni un
segundo más si no quiero caer en redondo al suelo. sin embargo, escribir
sí quiero, siempre y cuando que las ideas que estiro sobre el papel sean
de nieve virgen. hay que dar blanco arbóreo al blanco del papel. eso
nadie lo espera.
òscar.
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