"Todo lo bueno que había en mí se estremeció en el corazón en aquel instante, y con ello todo cuanto esperaba del sentido profundo y misterioso de mi existencia. Me envolvía la complacencia infinita y muda de la naturaleza, indiferente a la gran ciudad; el desierto latía bajo aquellas calles, alrededor de aquellas calles, en espera de que la ciudad falleciese, para cubrirla una vez más con sus arenas sin tiempo."
"De pronto me sentí invadido por una intuición aterradora, relativa al patético destino de los hombres. el desierto estaría siempre allí, animal blanco y paciente que aguardaba a que los hombres desaparecieran, a que las civilizaciones se tambaleasen y fueran sumergidas en las tinieblas."
John Fante, Pregúntale al polvo. Anagrama, 2ª Edición, 2006
pepe
pepe
1 comentario:
vale, leído, pepe.
fantástica lectura. alentadora, coño, alentadora pese a todo.
gracias por pasármelo, guapo!!!
besos,
ò.
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