Un cementerio siempre es un canto a la vida. A pesar de todo un canto jondo, un canto con la garganta. Un canto a la permanencia de cada uno. Ningún poeta debería ser incinerado. Las palabras en la piedra, bajo el cielo, durante los días, abiertas, últimas en el límite de cada uno, y por eso infinitamente más duraderas.
Miguel Ángel Curiel. Luminarias (Cuaderno de Roma) Amargord. 1ª Ed. Madrid 2012.
pepe
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