"No es rara, en fin, la frecuencia de prácticas antidemocráticas. De hecho, más que una excepción por la acción subjetiva de determinados individuos corruptos, la antidemocracia es cada vez más una exigencia objetiva del orden establecido. Ante esta corrupción estructural, que se quisiera imperceptible, el margen de maniobra se reduce hasta la asfixia. La moraleja es clara, y parece incontestable en la medida en que se presenta como una especie de consenso de entrada, como una premisa invisiblemente autoritaria: " o apolíticos o terroristas".
"Mientras tanto, la identificación de la política con la lógica del terrorismo y de la guerra sigue su curso afable, indiferente. Así que a la subversión apenas perceptible, silenciosa, le queda aún el desafió de desbordar el esquematismo y el absolutismo autista del sistema, el reto de transgredir los límites secretos de una propaganda ilimitada. Esto es: la necesidad de encontrar las fisuras improbables de una realidad sin exterior."
Antonio Méndez Rubio. La Guerra más allá de la guerra. La Desparición del Exterior. Cultura, crisis y fascismo de baja intensidad. Ed. Eclipsados. Colección Herramientas. Zaragoza 2012.
pepe
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