la señal sería no continuar exhibiendo ansiedad o fatiga, resuello exacerbado, estímulo-repuesta ante los empujones del sistema; separarse excéntricamente pero con fuerza motora de la rosca pepetua del poder. salir al margen y prepararse para otra cosa que no sean lenguajes adictivos, discursos apretados dando razón al oponente. desasistirse con la confianza del pensamiento autónomo, pero tampoco a través de un pegajoso neo-situacionismo afligido, psicodélico, vago.
confianza en el propio lenguaje-fuerza, tensando la cuerda hacia el interior del cuerpo compartido, cuerpo social e íntimo promiscuo, extranjero en todo, pervertido, nunca fusionado. caso omiso de institutos de roma comunicación, lucha corporativa, letanía obligatoria canalizada como alternativa falsa. peso foráneo del habla lenta, pensamiento rápido y elusivo sin mirar las cartas boca arriba del ofensor en una esperable confrontación de energías muertas.
salir de una vez por todas del continente explorado y saqueado, sin haber dado lugar al consentimiento del desastre, sopor político asistido, oxígeno sin aire, dialogismo convencional, premio al esfuerzo. descontentar a todo y a todos con la boca cerrada. ojalás.
pepe
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