por la mañana, antes de la ducha, tomándome un cortado, mirando a través del ventanal de la terraza, puede ocurrir que me quede pensando en cosas con una de mis manos en los huevos.
por la tarde, a última hora, hago lo mismo pero con una sutil diferencia. ya no me toco los huevos sino que la misma mano se rasca el culo (a veces, por dentro).
es fácil llegar a la siguiente conclusión: que mi comunicación no-verbal anda mucho más positiva de mañana. me preocupa la imagen que os pueda resultar. pero así es como no me separo de mi animal. por razones de sensibilidad a terceros he censurado las dos imágenes. aquí no caben los jotapegé.
hala, pasad buen día y quitarse la mano de ahí. me pregunto si las chicas...
òscar
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