Ni nadie
Nadie me conoce.
Ni mi psiquiatra.
Ni la alcachofa de la ducha.
Ni mi taza de café.
Ni mis pestañas.
Nadie sabe nada de mí.
Nadie me ha descubierto todavía.
Ni mis sujetadores.
Ni mis bragas.
Ni mi pinza de depilar.
Nadie se asoma a mis zonas estrechas.
Nadie sabe encontrarlas
Nada me araña.
Ni mi cepillo de dientes.
Ni los chicles.
Ni los vasos de leche desnatada.
Nada entra en mi cuerpo.
Todo lo cruza.
Todo pasa de largo.
Como el viento en las casas con dos puertas.
Nada se lleva nada.
Nadie.
Detrás de cada sueño
Lo extraordinario está también a mi alcance:
en el placer de mirarte,
en la desorientación de tu pelo.
Quizá las cosas sean así detrás de cada sueño.
Ha habido un tiempo
en el que no se dibujaban las palabras
pero sólo las plantas no tienen memoria
aunque
-pensándolo mejor-,
quizás recuerden una lluvia
más fresca que las otras,
más nutritiva.
Lo extraordinario está también a mi alcance:
en el placer de habitarte,
en la constancia de tu boca.
En este instante,
cada día
es como una reforma.
Dolor conmovedor que lima las aristas.
Por eso quería solicitarte
para tiempos de crisis,
algo de extraordinario,
algo de inexplicable,
algo que esté detrás
de cada uno de mis sueños.
Algo para hojear en la sala de espera de mi vida.
tomado de http://emmagunst.blogspot.com
pepe
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