Al languidecer viene en tu búsqueda y crees que se asemeja al dolor por la intriga que consiste en cruzar la calle a través de otros ojos, viene a por ti y jamás se levanta. Volverás a serenarte tarde o temprano. No es posible decirle a C. que el miedo se adentra en su sangre como una verdad, tampoco que corre la memoria a exasperarse contigo. Ni siquiera es discutible que hoy sea el día pactado, no aparece la muerte, no presientes por qué. Se les nota el cansancio en los muslos, sobre todo entre los muslos, no les preguntan por el tiempo que les costó reconocerte: quién lo diría, quién estaría de acuerdo con el trastorno representado por la mujer que no está. No llegues, no hasta que lo disponga el dueño de tanta desdicha. Observa sus manos, no tienen geranios ni uñas pintadas en la terraza que poner ni color. Abrázalo ahora mismo.
Luis Miguel Rabanal
pepe
4 comentarios:
pintura de rosa úbeda. título: alberto caeiro (2001.
qué tipo, el raba. mucho raba!!!
besos,
pero mucho, amigo!
salute
pepe
Muchas gracias a los encargados de la sopa por el detallito. Un abrazo.
LM
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