Mirando los poemas para las dos presentaciones de J.A. Labordeta en Barcelona y en El Prat, me tropiezo con el texto que leyó de su hermano Miguel en el Congreso de los Diputados, poco antes de la barbarie de Irak en el 2003.
Mataos,
Pero dejad tranquilo a ese niño que duerme en una cuna.
....................................................................................................
Invadid con vuestro traquetreo
los talleres, los navíos, las universidades,
las oficinas espectrales donde tanta gente languidece.
Pero dejad tranquilo a ese niño que duerme en una cuna.
....................................................................................................
Invadid con vuestro traquetreo
los talleres, los navíos, las universidades,
las oficinas espectrales donde tanta gente languidece.
Triturad toda rosa, hollad al noble pensativo.
Preparad las bombas de fósforo y las nupcias del agua con la muerte...
....................................................................................................
Inundad los periódicos, las radios, los cines, las tribunas,
....................................................................................................
pero dejad tranquilo al obrero que fumando un pitillo
ríe con los amigos en aquel bar de la esquina.
Asesinaos si así lo deseáis,
exterminaos vosotros: los teorizantes de ambas cercas
que jamás asiréis un fusil de bravura.
....................................................................................................
Asesinaos, pero vosotros,
los inquisitoriales azuzadores de la matanza...
....................................................................................................
Pero dejad tranquilo a ese niño que duerme en una cuna,
al campesino que nos suda la harina y el aceite,
al joven estudiante con su llave de oro,
al obrero en su ocio ganado fumándose un pitillo
y al hombre gris que coge los tranvías
con su gabán raído a las seis de la tarde.
Esperan otra cosa.
Los parieron sus madres para vivir con todos
y entre todos aspiran a vivir, tan solo esto.
Y de ellos ha de crecer
si surge
una raza de hombres y mujeres con puñales de amor inverosímil
hacia otras aventuras más hermosas.
Preparad las bombas de fósforo y las nupcias del agua con la muerte...
....................................................................................................
Inundad los periódicos, las radios, los cines, las tribunas,
....................................................................................................
pero dejad tranquilo al obrero que fumando un pitillo
ríe con los amigos en aquel bar de la esquina.
Asesinaos si así lo deseáis,
exterminaos vosotros: los teorizantes de ambas cercas
que jamás asiréis un fusil de bravura.
....................................................................................................
Asesinaos, pero vosotros,
los inquisitoriales azuzadores de la matanza...
....................................................................................................
Pero dejad tranquilo a ese niño que duerme en una cuna,
al campesino que nos suda la harina y el aceite,
al joven estudiante con su llave de oro,
al obrero en su ocio ganado fumándose un pitillo
y al hombre gris que coge los tranvías
con su gabán raído a las seis de la tarde.
Esperan otra cosa.
Los parieron sus madres para vivir con todos
y entre todos aspiran a vivir, tan solo esto.
Y de ellos ha de crecer
si surge
una raza de hombres y mujeres con puñales de amor inverosímil
hacia otras aventuras más hermosas.
Mariano
1 comentario:
buenísimo
buenísimo
buenísimo
saludos
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