Sopa de poetes: ana hidalgo, hallar una hendidura... o el elefante

ya no suelo acabar de leer los libros que me leo. muy pocos libros leo. menos todavía. antes de leer "hallar una hendidura" y tras el cariño que mi querido hermano búfalo me ha transmitido al regalarme este libro respecto a ana y su libro, al llegar a casa, he pensado ANTES de comenzar la lectura que ana o lo que ella escribe es un elefante. me encantan los elefantes y en nuestro mundo son muy escasos ya. me gustan los elefantes porque a primer golpe de vista son grandes. hay muchos otros libro-hormiga. me encantan las hormigas pero no las leo, acaso leo el fatigoso trabajo de la hormiga. podría quedarme horas y horas contemplando ese ir y venir de palabras conocidas. pero no con ana, porque ana es un elefante. un elefante es grande y lo miras y dices qué grande es y luego pasas lo que no es mirada ni tacto en lectura (im)pura sobre sus distintas partes y es inagotable un elefante. y encima tiene trompa por donde juega, bebe, te da la mano etcétera.

el caso es que ya me he leído parte de "hallar una hendidura" y sigo sonriendo al asociar elefante a todo esto. es muy raro encontrar meollo dentro de un mogollón. pero en hidalgo sucede. también me encantan los cerdos pero no me gusta la idea "del cerdo se aprovecha todo". el elefante de ana es alimento pero sin embargo no se puede comer, es algo vivo. y eso es algo en lo que nosotros no podemos incidir, desviar, matar. porque la lectura de libros mata la propia materia con la que fueron escritos, rememoramos, pues, cuando leemos. en el libro del elefante no. un elefante no se mata. un elefante es tan grande que no lo entendemos en partes sino cuando lo vemos entero-y-también-en-partes, SIN DISTANCIA. porque el elefante también soy yo, porque creo en lo que dice ana. y a partir de ahora (antes no la conocía) lo que dice ana hidalgo es como si lo hubiera dicho un elefante. y que un elefante te hable y lo comprendas es mérito del elefante y me encantan los elefantes.

òscar