Cuanto más envejezco más crezco en la ignorancia,
cuanto más he vivido menos poseo y menos reino.
Todo lo que tengo es un espacio a veces
nevado o brillante, pero jamás habitado.
¿Dónde está el donante, el guía, el guardián?
Me mantengo en la pieza y primero callo
(el silencio entra como un criado a poner un poco de orden),
y espero que una a una las mentiras se aparten:
¿qué queda? ¿qué queda a este moribundo
que le impide incluso morir? ¿Qué fuerza
lo hace hablar todavía entre sus cuatro paredes?
¿Podré saberlo, yo el ignaro e inquieto?
Pero realmente lo oigo hablar, y su palabra
penetra con el día, aunque bien vaga:
"Como el fuego, el amor sólo establece su claridad
sobre la falta y la belleza de las maderas en cenizas."
Versión de Jorge Fondebridercuanto más he vivido menos poseo y menos reino.
Todo lo que tengo es un espacio a veces
nevado o brillante, pero jamás habitado.
¿Dónde está el donante, el guía, el guardián?
Me mantengo en la pieza y primero callo
(el silencio entra como un criado a poner un poco de orden),
y espero que una a una las mentiras se aparten:
¿qué queda? ¿qué queda a este moribundo
que le impide incluso morir? ¿Qué fuerza
lo hace hablar todavía entre sus cuatro paredes?
¿Podré saberlo, yo el ignaro e inquieto?
Pero realmente lo oigo hablar, y su palabra
penetra con el día, aunque bien vaga:
"Como el fuego, el amor sólo establece su claridad
sobre la falta y la belleza de las maderas en cenizas."
Poesía francesa contemporánea 1940-1997
Buenos Aires, Tierra firme, 1997
Foto: © Ayse Yavas/Keystone/Corbis (Zurich, 2008)
pepe
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