Soy el término de una preposición
sobre la que escalo una cumbre pelada.
Allí quiero ver atardecer.
Comprobar que el sol da luz hasta en las cuevas.
Que las sombras son elecciones
y no debes.
Sol para todos.
Sol para aquél que quiera sol.
Hay sol de sobra esta mañana.
Los ojos, como galaxias recién nacidas.
El cañón, abierto en dos.
Las manzanas, en compota.
Que mis amigos se arranquen las sanguijuelas del pecho
y lloren de risa.
Y que al león, dormido, le ardan,
con la cabeza del revés,
habones de palabras dentro del espejo
para que aprenda a rascarse.
Sonia San Román, Sol.
pepe
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