Abierta la baldosa
oscura en la gavilla,
sombra del bidón
que se proyecta,
oreja mordida
por el perro oculto,
en los sacos
de transporte,
escuchar la mitad
de sus gritos,
clausurado el hangar
se reproducen,
cerrada la puerta
no hay manos que
destapen la mezcla
de sus cantos,
el barril rebosante
de ambrosía,
con fruición libar
los platos,
embudo con olor
a combustible,
sabor de la loza
abandonada.
Esther Ramón, Sales. Amargord 2011
pepe
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