hoy recibí la carta de un hijo de puta: el director de un banco. no se me ocurre una manera más suave de dirigirme a este tipo de usureros. llevo toda la tarde indignado.
busco alivio en la poesía y en su esperanza. pienso en libros, un buen puñado, que deberían leerse estos cuatreros, y que encuentren en ellos otra manera de integridad de la que pepe hablaba abajo.
mariano
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