son casi las ocho de la tarde y tengo la sensación de acabarme de despertar. una semana rara y horarios rotos que me postergan el sueño a días como hoy.
anoche, cena con un par de buenas amigas, Mari y Elisa, con las que dejé de trabajar algo más de seis años. me emociona el afecto que me tienen. ayer me quedé con la sensación rara de no haberles correspondido. como dejar la ventana medio abierta.
ahora abro la puerta de mi habitación que se abre a la calle, como gesto. todavía el sol rasca las paredes de los edificios. el viento me humedece la piel. la vida todavía ahí fuera. me quedo muchas veces absorto desde este lugar. reconocer gente, la conversación de amigos, los ancianos que tambalean con paso firme, las parejas y el perro humedeciendo con su hocico el asfalto.
el otro día me preguntó nuestra Stella si había notado que ella había cambiado últimamente. eso mismo me hubiera gustado preguntar a Mari, Elisa. la emoción de verles rebosar vida me lo impidió. mi respuesta me la guardo, a esta hora, con la ventana abierta y dejando que el frío me haga temblar.
mariano
2 comentarios:
Cómo me gustan estas entradas, Mariano.
Un beso.
A.
Me sumo a lo que dice Anay...
(blogger me pide "warfelt")
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