En sí misma, toda idea es neutra o debería serlo; pero el hombre la anima, proyecta en ella sus llamas y sus demencias; impura, transformada en creencia, se inserta en el tiempo, adopta figura de suceso: el paso de la lógica a la epilepsia se ha consumado...
Así nacen las ideologías, las doctrinas y las farsas sangrientas.
En cuanto nos rehusamos a admitir el carácter intercambiable de las ideas, la sangre corre...
Bajo las resoluciones firmes se yergue un puñal; lo ojos llameantes presagian el crimen.
Jamás el espíritu dubitativo, aquejado del hamletismo, fue pernicioso: el principio del mal reside en la tensión de la voluntad, en la ineptitud para el quietismo, en la megalomanía prometeica de una raza que revienta de ideal, que estalla bajo sus convicciones y la cual, por haberse complacido en despreciar la duda y la pereza vicios más nobles que todas sus virtudes , se ha internado en una vía de perdición, en la historia, en esa mezcla indecente de banalidad y apocalipsis...
Émile Cioran, Breviario de podredumbre (1949)
pepe
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