"Por desgracia, la cuestión del nacionalismo no es de lógica política ni ella puede resolverlo: el nacionalismo introduce un elemento pasional, irreductible a la razón, intolerante y hostil al punto de vista ajeno. Lo más grave: es una pasión contagiosa. Fundado en lo particular y en la diferencia, se asocia con todo lo que separa a una comunidad de otra: la raza, la lengua, la religión.
Su alianza con esta última es frecuente y letal por dos razones. la primera porque los lazos religiosos son los más fuertes; la segunda, porque la religión es por naturaleza, como el nacionalismo, reacia a la mera razón. Ambos se fundan en la fe, es decir, en algo que está más allá de la razón.
Así, la resurrección de los nacionalismos y la de los "fundamentalismos" religiosos nos enfrenta a un peligro cierto: o somos capaces de integrarlos en unidades más vastas o su proliferación nos llevará al caos político, y, en seguida a la guerra (...)"
Octavio Paz, Itinerario. Seix Barral, 1993
pepe
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