imagínate, privilegiado controlador que te quejas por las condiciones de tu trabajo, excepcionalmente bien pagado, el día que sales de vacaciones hacia un país lejano, exótico quizá. embarcas con el resto de los viajeros que comparten destino, gafas oscuras, equipaje de mano de piel, ropa de marca, reloj vistoso, pda, revistas satinadas.
el avión despega sin dificultades, esperas que lo haga gracias entre otras cosas a tu trabajo, esencial para el libre desplazamiento de las personas, y el vuelo transcurre -aunque largo en horas- con ligereza y sin sobresaltos reseñables. has podido disfrutar de un asiento en bussines class, comodidades personales, menú de diseño, asiento reclinable, un par de películas intrascendentes en h.d. y de un sueño reparador después de meses de trabajo muy intenso.
en el duermevela, escuchas la voz del comandeante anunciando que el vuelo tardará 20 minutos en llegar a destino. la temperatura es ideal, el tiempo espléndido. por la ventanilla adivinas el paisaje: agua cristalina, vegetación ubérrima, extensiones repletas de palmeras sobre una costa de amatista, arena dorada. piensas en lo que cuesta un descanso como éste, en lo lejos que estás -por fin- de casa, en los días de relax tan merecido que se aproximan en medio de esta nada exclusiva. en todo lo que a la vuelta contarás a ésos tipejos que trabajan contigo
justo 5 minutos antes de inicar la maniobra de aproximación, la voz del comandante vuelve a sacarte de la modorra, y esta vez la voz es menos relajada que antes, avisando al pasaje en cabina que por motivos ajenos a la compañía no váis a poder tomar tierra. entre rumores, a un auxiliar de vuelo, con los nervios, se le ha escapado una información delicada: parece ser que los dos únicos controladores aéreos del aeropuerto internacional de nadi, suroeste de las fiji, no están en su puesto de control por causas desconocidas.
el comandante decide, a pesar de las protestas del pasaje, de alguna una voz más alta que otra, discusiones con la tripulación, exigencias y malas maneras de varios nuevos ricos que viajan en la fila contigua a la tuya, incluso de algún que otro manotazo al sobrecargo (y de la sensación de brutal frustración e incredulidad que te embarga y te proyecta la sangre a la cabeza) y determina que habéis de volver atrás y tomar rumbo a yakarta, donde aterizaréis en unas tres horas aproximadamente.
últimamente, según has leído recientemente en wikileaks, indonesia sufre una grave crisis de violencia política a consecuencia de la corrupción generalizada en el gobierno. impresentable controlador: hace dos párrafos ya te habrás dado cuenta de que tus vacaciones empiezan rematadamente mal.
pepe
3 comentarios:
Bravo, Pepe. Bravísimo.
gracias, anay, brava.
besos
pepe
http://bloguionistas.wordpress.com/2010/12/04/no-controles/
la verdadera historia de los controladores
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