morente

una noche lo ví en el sacromonte, en la calle. era casi verano, por las cruces. venga cerveza y humo. subimos por las cuestas empinadas del barrio, entrando y saliendo de los bares a tutiplén, barra y suelo mojaos. hace un huevo de tiempo. en otra vida.

la carretera a reventar de gente, andando, hablando y explayándose, con la risa en la boca rebotando sin ruido en las paredes encaladas contra los eucaliptos. aire suave, casi verano, noche adelante perdía de antemano sin saberlo.

recuerdo que era viernes. salíamos casi todos los días y esa noche íbamos un poco puestos, meando la cerveza, yo tembleque esforzándome para no salirme del hueco de la taza; con el cebollón llevaba  la cabeza hinchá y los ojos de tomate de rama. miraba ondular el ventanuco del váter iluminado y detrás el rumor de la calle y  las conversaciones y las risas.

al salir, pasé por su lado y estaba parado ahí en medio, mirando algo entre el gentío, sonriéndose dentro de su propio cebollón con el vaso en la mano, noche adelante como todos pero no lo mismo.

creo –no estoy seguro- que lo ví en barcelona, en el poble espanyol, en uno de aquellos festivales de finales de los 70 que a veces presentaba -de arte- fernando quiñones y en los que durante unos años trajeron a los mejores y a los viejos.

de grande no he encontrado la ocasión de verlo cantar. me jodía que se fuera al palau o al liceo y yo me lo he perdío. pero su música me ha acompañado en los tiempos difíciles. y eso lo sé y lo siento.

y lo que más me gusta de morente es que ha hecho lo que le ha dao la gana en un país en donde por desgracia abundan los inquisidores y ortodoxos de la vida y del arte.

pepe