"La persuasión -ha escrito Michelstaedter- es la posesión presente de la propia vida y de la propia persona, la capacidad de vivir a fondo el instante sin la maniática angustia de quemarlo pronto, de atraparlo y utilizarlo en vistas a un futuro que llegue cuanto antes y por tanto de destruirlo en la espera de que la vida, toda la vida, pase velozmente. Quien no está persuadido consume su persona en la espera de un resultado que siempre está por llegar, que no existe nunca. La vida como carencia (...) aniquiliada continuamente en la esperanza de que la difícil hora presente ya haya transcurrido, a fin de que haya terminado la gripe, se haya superado el examen, se haya celebrado el matrimonio u obtenido el divorcio, terminado un trabajo, hayan llegado las vacaciones, se haya pronunciado el dictamen del médico (...)".
"La "retórica" o sea la organización del saber, es el enorme engranaje de la cultura, el febril mecanismo de la actividad con que los hombres incapaces de vivir consiguen engañarse, protegerse de la aniquiladora conciencia de su falta de vida y de valor, no darse cuenta de su vacío".
Claudio Magris, El Danubio. Anagrama 1997
pepe
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