dos días por casa. hacerme sopas de sobre. artificiales pero calientes. algo de salmón. primeras luces desde el balcón. colores. ramas de plástico. el aire que acaba de desnudar los árboles podados. un hombre con las manos en los bolsillos en el centro del parque. también desnudo, a su manera.
pienso en los bolsillos de toda la gente que ahora pasa por delante de mi ventana. las parejas amarradas. el chico del paso ligero y renqueante. el niño que apenas se aguanta el monopatín perseguido por su perro. las ancianas, una de ellas con bufanda, que cruzan por delante de la farola y la luz que blanquea más su pelo. el chino que recoge las mesas con rapidez. la señora que mira la televisión, con su albornoz verde y la mesa deshecha. que llevaran en sus bolsillos.
en paralelo, volver a escribir algo. no sé bien hacia donde. ni para quien. bueno. sí aquí no hay artificio que acompaña la no-compañía. la música sigue siendo esa cuna que no recuerdo si llegaron a mecer. que ahora me sacude.
“llegar a entender / la razón del hambre”
“agarrar daños / y lenguaje”
“tengo necesidad de rescate / en esta forma de vida / sorda, horizontal”
todo escrito a base de manchas. pensando en lo que pasa en el piso de arriba. y que deben imaginarse mis vecinos mientras suena la música. escribir es también como llenarse los bolsillos de algo. duro. cuando escribo me lleno los bolsillos. o como poner una línea sobre la pared, justo al lado de la escarpia. quizás por eso todavía he dejado los cuadros sin colgar en mi casa. quizás esté allí escribiendo algún poema sobre las paredes.
mariano
3 comentarios:
Ese Mariwano es un pata negra como mínimo, me han dicho...
´Stalker, dile a Marienwand que por eso las paredes de su casa hablan...
k
Es chulissimo ese pensamiento tuyo escrito, Mariano. Me pregunto asi de "bote pronto" haz escrito esto que escribirás en tu libreta?
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