"Desde hace unos días, una pareja de alemanes se sitúa junto a nosotros en la cala. Ella debe de tener unos veinticinco años y él treinta, todo lo más. Puede que sean hermanos. No se hablan. Tampoco sonríen. Ella toma el sol y lee. Él suele escribir combinaciones matemáticas en un cuaderno de papel de cartas y beber agua de vez en cuando. Nadan separados, ambos en bañador. Para tomar el sol ella se quita el bañador y se pone la parte inferior de un bikini. Él apenas la mira. Ella realiza la operación sentada, dándonos la espalda y levantando el culo. Tiene un culo redondo y carnoso, de hendidura larga y consistencia justa, un culo que pese a su blancura sonrosada expuesta a la crudeza de la luz del sol, es de una belleza extraordinaria por su clasicismo -helénico o dieciochesco, que tanto da-. Cada vez que yo me meto en el agua, ella se levanta y nada detrás de mí. Cuando me paro, suele colocarse en paralelo, a dos o tres metros de distancia. No nos miramos, pero me distraigo pensando que ambos sabemos, mientras contemplamos el pinar y el paisaje rocoso, que estamos pensando en el otro. Como sabemos -sigo con mi distracción- que a través del mar realizamos esa ecuación imposible del azar, paralela a la que su pareja escribe en un cuaderno de papel de carta, sentado sobre una roca de la cala".
José Carlos Llop, Arsenal. Dietarios (Otoño 1993-Verano 1995) Ediciones Lengua de Trapo, 1996
pepe
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