wir sind es noch immer
Paul Celan
traigo aquí su canto porque es de eso de lo que se trata
Oscar Solsona
Ayer, de tarde, cantaba la cigarra; callé.
Le devolví el silencio, era suyo; la cigarra cantaba, yo callé.
Fue una conversación serena y
tan pequeña como la noche cuando compone el brillo de las estrellas.
Ni la menor altisonancia.
Impresionado, ya de noche traté de estridular casi inmóvil en mi lecho: fue inútil: carece de hélitros mi espalda,
no hay plectros en mis manos.
Traté de croar entonces (los sapos, los sapos cuando la lluvia) también sin éxito.
Intenté mugir (la navaja castrando los novillos),
todo fue un fracaso.
Esculqué en vano mis pulmones, mi laringe,
y en mis pasados, la niñez diminuta de sus sueños:
nada,
sólo, desde lo profundo,
pulsando las cuerdas vocales,
salió este idioma atrofiado-corto-
apelmazado-incierto,
dilapidando el aire.
Y mío.
Para Oscar Solsona,
después de leer su tributo a la cigarra publicado gracias a la indiscreción de Stalker en lostinmarienbad y de todos los cuestionamientos que me he hecho desde entonces, este poema, seguro mediocre y sin sabor, pero no tengo más, para hacérselo saber.
octubre 2010
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querido leonardo, te lo acabo de decir por mail, mil gracias por tu delizadeza, gesto y poema.
5 comentarios:
estoy buscando tu sitio, leonardo, así lo enlazo...
abrazos,
ò.
Es "Tajalapiz", búfalo:
un lugar donde vivir en pequeño, en pezuña y calor: empozado,
Vivir pequeño, como dice Stalker. El vivir pequeño de las cigarrinas...
ya está, un lugar magnífico!!!
como las cigarras!!!
besos,
ò.
gracias, abrazos, leonardo
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