Primera entrada postveraniega.
Todavía me quedan muchas lecturas pendientes. tengo ya sitio fijo en mi mesa de noche la lectura lenta de Rafael Cadenas.
Empezar ya el trabajo. Las visitas habituales a la biblioteca.
Nuevas obsesiones. Lectura del último libro de Sergi Pàmies. este escritor y periodista me persigue. lo persigo. su discurso crítico, cínico, delirante, es el mejor bálsamo para tanta mediocridad instalada.
ayer recibí un mail de Julieta Valero. me cuenta buenas nuevas. recogo también la lectura de su último libro.
Domingo. Resaca. El libre albedrío (Julieta Valero)
Asumirse como océano donde pueden acontecer grandes olas
y bancos de peces en realidad muy solitarios.
El verde más sobrenatural lo perderá todo porque en definitiva el Sol es quien manda.
El ejercicio de la libertad no existe pero habrá que disimular
—un hallazgo que a menudo sucede en la compra, en el baño—.
Lo posible es entonces manejar el volumen o tiempo que convienen la exposición, el esponjado, la séptima dermis.
La resaca, por ejemplo, desviste la conciencia
y acontecen cosas así:
Desde mi ventana el vuelo del primer polen permite anticipar abril
y germino en la falda o infelicidad de esa mujer que carga niña, periódico, domingo.
Luego subo al tren que toda calle propone hacia el pasado
y concluyo que la desgracia fue siempre el descrédito del amor
tras lo cual queda el paso a la ternura, el resfriado, la finitud con su ausencia de liguero
Si no se aguanta la intensidad tres recados aseguran la poda de una vida.
Mucho más estimulante que el cuero, la cópula visible o anidar en la secretaria es saberse mortal y pretender compañía
Por mi parte prefiero negociar con la luz y recomiendo la elegancia como férula y techo.
Pero hay mil maneras de ponerle la letra a este crimen.
En algunas latitudes se limitan a bailar.
Mariano
1 comentario:
cuanta manteca, rufián!
pepe
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