
Viene la noche amnésica y poeta
a bañar en sudor y en equilibrio
las insensatas voces del presente,
los ecos desquiciados del puediera.
Viene la noche música y ardida
a titilar sin luz sus estertores
sobre mi piel amarga e insegura,
superviviente de otro día eterno.
Esponja que mitiga,
leve pañuelo abierto,
chaparrón de agua fresca.
Viene la noche lúcida y olvido.
Pilar Blanco, A flor de agua, Visor 2000.
pepe

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