Te fuiste cuando se cayeron las torres.
Poquito antes, poquito después, no importa;
cuando se asentó el polvo ya no estabas aquí.
Comencé a cruzar la frontera en bicicleta;
la amarraba a la cerca del trolley,
haciéndole campo entre otras
como se mete un naipe entre cartas esparcidas.
Llorar sobre dos ruedas no es sano.
Tampoco pasar la noche esperando el cruce:
saturación de luces rojas,
demasiado tiempo para pensar en irse.
Esa mañana murió la abuela, 97 años
y monedas siempre en la mano para darme.
No alcanzó a ver los aviones estrellarse
sí la cara de sus hijos o el largometraje de su vida
a la velocidad que cae un cuerpo desde el piso 97.
En casa la noticia golpeó igual de fuerte, se rompieron vidrios:
las lágrimas de mi padre y el silencio de las cosas que se quiebran por dentro.
Aquí también se vino abajo algo, no todo, porque mucho en la casa
está acomodado y sujeto para no caerse.
La experiencia: prepararse para el temblor porque se espera otro,
el grande.
Yo cruzaba en bicicleta para no hacer las horas de cola en carro.
Tú, te fuiste cuando se asentó el polvo.
Omar Pimienta, La Libertad: Ciudad de paso (concaulta/Cecut 2006)
pepe
4 comentarios:
Bones!
Fa temps que us vaig veient a moltes planes que llegeixo...i ves per on...ara ja us tinc linkats...així que us aniré seguint de prop...des del mateix baix llobregat...;-)
Salutacions!
Kike
gràcies, kike!
així que som veïns...collonut.
salut i bon estiu!
pep
Gracias por la publicación!
gracias a tí, omar.
entré en la bitácora de ana pérez cañamares y ahí encontré un hermoso comentario sobre tus poemas.
ésa fué la ruta.
me alegro de haberla encontrado.
abrazos,
pepe
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