la tarde y despertar de la siesta. hoy. limpiar sin quitarse algunas manchas. coger fregona, estropajo, lejía, y no limpiarlo todo. eso por la mañana.
la tarde. sueño discontinuo y ya calor. no acabar el día en la terraza. son las 20.20 y todavía hace calor. refrescar la garganta con la carne de las cerezas.
trabajar algo, porque a veces eso es lo único que me queda.
y pensar estos días en mi relación con el mundo íntimo de lo que me rodea, de los que me rodean. y ver que se repite esa sensación latente, primitiva, instalada en mi entraña.
calmarlo todo con esa carne roja fresca de la cerezas que me desborda el paladar. y la música. ahí.
mariano
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