Bajan, atravesando el firmamento,
vienen sin ser llamados.
Nadie sabe qué son ni a dónde pertenecen.
Descienden, mágicos y ajenos,
iluminan sin luz, cantan sin música.
Llegan, definitivamente llegan;
nos invaden
y algo que no entendemos sobreviene
quemándonos sin fuego.
vienen sin ser llamados.
Nadie sabe qué son ni a dónde pertenecen.
Descienden, mágicos y ajenos,
iluminan sin luz, cantan sin música.
Llegan, definitivamente llegan;
nos invaden
y algo que no entendemos sobreviene
quemándonos sin fuego.
De donde no sabemos, vuelven.
Traen en su aparecer, en su deshora,
la desazón profunda de lo incierto.
No calientan ni hielan,
sólo inquietan. Y huelen
como la luna sobre el mar. Cantan
como el color vibrante de las flores.
Nadie sabe qué son ni a dónde pertenecen,
pero la sangre se acelera,
la memoria tirita como un náufrago.
Bajan, atravesando el firmamento,
suben desde el abismo y la nostalgia,
iluminan sin luz, cantan sin música.
Dios mío, cantan, cómo cantan.
Francisca Aguirre, de Noctambulario Diciembre 2009
pepe
2 comentarios:
Pepe, me ha gustado mucho este poema, muchas gracias, ¿podrías recomendarnos algún libro de su autora? Un abrazo grande y felices fiestas!!, Yaiza
hola yaiza!
la verdad es que no conozco a esta poeta más que de éste y algún otro poema. sé que es pareja del poeta félix grande. en bartleby tiene un libro reciente (2006), la herida absurda. me suena porque creo que lo presentó aquí en barcelona.
abrazos también para tí, yaiza, y feliz navidad en córdoba!
pepe
Publicar un comentario