domingo

recoger el pasillo. tocar el espacio del cristal roto de la puerta que me une con el comedor. recorrer el frío de los pies.

consigo conquistar el sofá y contemplarme desde los ojos de buey.

tener miedo aún de las hojas que caen la terraza y no reconocerme en los cristales antes de apagar las luces. su caída es silenciosa.

mirar de nuevo el techo. apoyar la mano sobre la frente y esperar. tropezarse de pronto con una voz desconocida que repliega acordes desde la pantalla del ordenador.

"sobrevivo a base de viejas historias", dice la canción que canta una mujer partida.

yo sobrevivo recogiendo las hojas caídas de la terraza.

crece el frío.

mariano