10ª TEMPORADA.
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miércoles, 30 de septiembre de 2009

panadería


recién vuelvo de la panadería. trataré de relatar los hechos de modo imparcial:

entro. saludo. la panadera está afuera, en la calle, hablando por el móvil. otra señora espera en el quicio de entrada. un anciano espera en el interior. busco dos monedas (1,20 euros). dejo el importe en la bandejita del dinero. entro en el mostrador, agarro la primera barra y salgo. digo adiós al anciano y a la señora, "dejo el dinero aquí, se lo dicen. gracias". salgo, toco la espalda de la panadera (me conoce de siempre). le sañalo la barra y le digo en voz baja "te dejé el dinero en la bandejita". yéndome, me interrumple y me dice "espera". espero. hace un alto en su conversación y me dice: "¿has cogido la barra tú?. ¿has entrado en el mostrador?. ¡está prohíbido!. ¡no me lo vuelvas a hacer!. si tú tuvieras una tienda y yo te hiciera eso no te gustaría. ¡está prohíbido!. ¡no me lo vuelvas a hacer!".

nada más. le dije que ya me llevaba la barra, que ya la había cogido y que no volverá a ocurrir.

desde aquí le deseo una buena jornada y lo digo en serio.

òscar

13 comentarios:

PÁJARO DE CHINA dijo...

el poder, aun en una modestísima cuota de mostrador, deteriora a la gente.

pasar del otro lado del mostrador es como meterse en el Salón Oval de la Casa Blanca.

también el trastorno de la costumbre la trastorna.

si vos tuvieras una tienda, no tendría mostrador y todos los días pasaría algo diferente.

soperos dijo...

es una apreciación exacta.

trato de volver al hecho. recrearlo. esta vez desde su punto de vista.

podrida de días iguales. aferrada al móvil como a un pobre salero wifi. podrida del amo, porque sin duda tiene amo o ama. tantísimas horas, tantísimos días. clientes impacientes como yo. un día, otro día. estrategias de supervivencia. amargura y edulcorantes para pasarla. no importa si acertó o no.

su pequeña tarima donde da micropaseos como una presa. violé su celda, su espacio de pensar en de cagarse en la puta madre y soñar con príncipes azules o color mora.

violé eso. eso que sólo pisan la jefa o jefe y ella, también sábados y domingos. y yo le envio el himen de trigo al carajo en un santiamén, mientras se consolaba con el no-tacto de su móvil, de una voz al otro lado para darle alivio y fantasía.

no, nuevamente no hay culpables. sólo víctimas de esta sociedad que hemos engendrado.

me cabreó por un instante su parla para conmigo. ahora entiendo qué pasa adentro nuestro. a veces, sopla adentro un desconsuelo, la voz del amo, una orden vacía...

créeme que le deseo lo mejor y que mi análisis esté errado y ojalá sea una tipa feliz y sin problemas, pero eso ya dependerá de ella.

buena suerte.

mariel, gracias, como siempre.

besos,
ò.

soperos dijo...

yo, como ando en bici, cuando veo una escena así, paso de largo y compro a la siguiente panadera tres barritas de núria usualmente; es una chica eslava que me recomienda sacar las barras de la bolsa de plástico al llegar a casa porque están bien calientes y si no se desinflan. pienso a menudo en el calor que pasa en el verano ahí dentro.

pepo

soperos dijo...

esa es otra. mi abuela coció pan del 36 al 39, en la guerra civil, y de siempre la recuerdo como una uva pasa.

no es fácil. y soy tan borrico...

te veo luego, querido.

ò.

Stalker dijo...

Sin comentarios.

O mejor, hago un comentario: Òscar no podría tener una tienda, porque lo regalaría todo y en pocos meses se iría a la ruina.

Hay quien no tiene espíritu de comerciante (por eso algunos trabajamos diez horas diarias sin festivos, je je)

soperos dijo...

lo de mi tiendita sería un fracaso. o un éxito, si lo pensamos al revés.

no se me da bien comerciar, no.

besos,

ò.

soperos dijo...

otra nota:

estas cosas ocurren entre nosotros, entre iguales, con las guerras pasa igual. seamos de donde seamos, entre hermanos. eso es lo que me entristece.

ò.

Laia dijo...

No te preocupes por eso, tantas situaciones vivimos en que pardillos de medio pelo se creen con derecho a amontestarnos.

Cuando estudiaba, trabajé en dos panaderías. Por lo general, odiaba a los clientes, y sólo me gustaban mis dos compañeras de trabajo y las viejecitas que me recordaban a mi abuela. Me pagaban mal. Pero jamás hubiera reñido a nadie por algo así. Sólo quería salir del local y comer fideos en mi casa, y sentarme en la fila de atrás de la clase de la universidad por la tarde, e ir a beber cervezas con mis compañeros a la salida. En la primera panadería en la que trabajé, timé al jefe varias horas extras y me sentí mejor que nunca cuando decliné la renovación del contrato.

A tu panadera la digo esto:

"La vulgaridad en la juventud sólo parece algo curioso y ridículo, pero poco a poco va rodeando al hombre, con su niebla gris impregna el cerebro y la sangre, como el veneno y el gas, y el hombre se convierte en un viejo anuncio comido por la herrumbre: parece que en él hay algo escrito, pero ¿qué es? No hay forma de verlo. " MAXIM GORKI

bsos

soperos dijo...

tenemos -moi aussi, el primero- aire de mandril adentro, pishando el territorio en círculo, a gruñidos, mirando hacia atrás con ira, con la desconfianza del que espera ser asaltado por la espalda para arrebatarle el alimento atrapado a golpes en esa pelea inmemorial, aquella donde el que ganó partió el cráneo al otro.

no me digáis eso de que los animales no,...eso lo saben de sobra los mandriles más viejos del zoológico.

pepoide

soperos dijo...

laia,
si voy con esa a la panadera, la de gorki, igual me regala pan todo el año porque se le queda cara de no entender pero al escuchar "la juventud", ella anda en años, se emociona y me sale buena la jugada...

besos,
ò.

mipepe,
ya tienes razón ya, los monos nos cocemos a hostias por nada. desde siempre.

besos,
ò.

Anay dijo...

Pues yo más bien creo que se ha enfadado/asustado tanto porque de repente se ha dado cuenta de que, mientras ella estaba en la parra de Valencia hablando por el móvil ( y con gente esperando ), alguien no tan honrado como tú, podría haberle hurtado algo más que pan.

Es lo que tienen las parras de Valencia...;-)

Un beso.

Tina dijo...

Pues yo me alegro de NO que trabajar en una panaderia y poder pasar un rato leyendo vuestros comentarios. Me doy cuenta con qué facilidad sacamos conclusiones a cerca del comportamiento humano, sentados plácidamente delante de nuestro ordenador.

Anónimo dijo...

ahí está, querida anay. eso es.

besazos,
ò.

hola, tina...
creo que hablamos de nosotros mismos cuando analizamos un hecho. por eso es tan interesantes. casi podríamos decir que los papeles son intercambiables. por suerte, esta vez estamos hablando de algo menor. ¿menor?.

besos,
ò.

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