junto a la playa de las arenas en valencia transcurrían sin horas los meses del verano, alargándose extraños a las marcas del tiempo, pues como ahora sabemos, entonces no existía. sólo había señales de sal, lagartijas y dientes de león crecidos en la arena con flores rojo sangre. tranvía, infinidad de luz, tranvía y sueño constituían el recorrido diario, sólo interrumpido por alguna excursión a un pueblo cercano a la ciudad. posando sin convicción, en la mirada asoma el temor ante los elementos. me refiero a los humanos, a los obligatorios del futuro inminente...
ooooo
pepe
2 comentarios:
me parece que el suelo quemaba a reventar, por eso está el flotador ahí.
pepe
tú sí que quemas! de bien!.
besos,
ò.
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