en lo personal

hola, cuando hola, más que gracia es otra cosa:

el papel puede ser un ordenador. no, no una computadora de las de ahora, digo un ordenador interior, sobre todo eso. escribir, digo.

quizás porque estuve todo el día tratando de arreglar la cisterna del váter sin conseguirlo, o sólo a medias, me sirvo ahora en esta mesa de poner cosas abiertas. cuando llega la hora de dar. darse.

tratar de cambiar la vida al instante, cada segundo, obstinada repetición.

todas las horas de mi vida, como hacen las olas.

muchas veces eso lo consigo pintando. sencillamente. desenroscar la cabeza, aunque me cueste tanto como me ha costado quitar la rosca de la tapa de la cisterna, la vida entera de una mosca. eliminar la cabeza, digo, para sentir que la respiración y las constantes son otra cosa. el orden del mundo já, la naturaleza no divide, no, ella corta. cae un árbol, muere un pájaro viejo acostado en la hierba o un carnívoro abate y come a un herbívoro. eso sí, no como nosotros.

no soy capaz de entenderme cuando escribo, no.

lo que quiero decir, creo, es que estoy hecho para hacer nada y reflexionar sobre ello. de vez en cuando, acaso, dialogar en parco, aunque pienses que me derramo. no doy más que da un pájaro con sus huesos finitos a cien metros de altura. una pequeña ave que vuela ciega y que confía en el aire que lo lleva.

los porrazos no duelen así.

somos tan delicados, espasmódicos, que pudiera creerse que se trata de seres, nosotros, hechos de molde en vidrio. ¿qué contenemos?. en eso se basa la vida.

al final, botaremos la piel que nos contiene y otros envases y escribiremos algo, mejor, haremos algo porque sí.

no es porque la cisterna gotease, es que quería ver dentro. confíaba en el agua limpia que he encontrado y he pensado que a la gata le hubiera gustado observar mis maniobras, que se hubiera estado todo el tiempo a mi lado, como en verdad a hecho, eso creo.

no, no sé qué escribo pero lo escribo porque es bonito escribir como si nada. porque a veces a uno le duele el corazón y vuelve a ser nada.

pues eso, gata, te estaré eternamente agradecido que me hayas enseñado a revolverme mientras caigo.

por un tiempo tiraremos de la cadena con un alambre y no con un botoncito.

¿qué iba a decir?. bah, no es que importe. el caso es que caí de patas. así que gracias.

òscar