No deja de ser curioso cómo el sistema fagocita sus propias contradicciones y las torna inocuas nombrándolas: movimiento slow, una forma de consumo de lo lento, en la periferia del consumo masivo. Una idea que parte del sentido común se estandariza y se vende como producto de moda.
¡No hay escapatoria!
Salvo en los búfalos, claro, y en la superficie del pájaro. Pero ellos nunca oyeron hablar de la hippie-progresía de los Slow movements y otros inventos delirantes...
5 comentarios:
No deja de ser curioso cómo el sistema fagocita sus propias contradicciones y las torna inocuas nombrándolas: movimiento slow, una forma de consumo de lo lento, en la periferia del consumo masivo. Una idea que parte del sentido común se estandariza y se vende como producto de moda.
¡No hay escapatoria!
Salvo en los búfalos, claro, y en la superficie del pájaro. Pero ellos nunca oyeron hablar de la hippie-progresía de los Slow movements y otros inventos delirantes...
es así. hay moda aunque lo escribiéramos al revés. adom yah.
jodeeer...
salvo en búfalos y pájaros, sí señor.
besos,
òscar.
eh compadres! párenme ese carro...no se me olviden de que también hay escapatoria -y mucha- en los boquerones fritos y la caña de lomo embuchao, no?
un admirador de ustedes,
pepe de la frontera
menos mal que entraste en buena hora, querido pepe... ¡la merienda!.
ò.
¡Peyper, tienes más razón que un santo! Si es que hay muchas maneras de hacerse lento, de eso vosotros sí que sabéis...
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