El perro
Con este tiempo, a Picudo no se le puede sacar afuera y el agrio silbido del viento bajo la puerta le obliga incluso a abandonar su felpudo. Busca mejor acomodo y desliza su cabeza entre nuestros asientos. Pero nosotros nos inclinamos, apretados, codo a codo, hacia el fuego, y le doy un guantazo a Picudo. Mi padre lo aparta con el pie. Mamá lo insulta. Mi hermana le tiende un vaso vacío.
Picudo estornuda y se va a la cocina en busca de compañía. Regresa, atraviesa a la fuerza nuestro círculo arriesgándose a ser estrangulado por las rodillas y se instala en un rincón del hogar.
Tras dar vueltas sobre sí mismo acaba por acomodarse junto al morillo y ya no se mueve. Observa a sus dueños con tan dulce mirada que no hay quien pueda hacerle reproche alguno. Sin embargo, el morillo casi incandescente y las cenizas apartadas le queman el trasero.
Y a pesar de ello, ahí se queda.
Le abrimos paso.
-¡Venga, lárgate! ¡Serás tonto!
Pero se obstina. Cuando los dientes de los perros abandonados rechinan de frío, Picudo, calentito, con el pelo chamuscado y los muslos asados, reprime su aullido y ríe de dientes afuera, con los ojos llenos de lágrimas.
JULES RENARD, Historias naturales
LLUVIA Y GRACIA
Desde el autobús, lleno
de labriegos, de curas y gallos,
al llegar a Palencia,
veo a ese hombre.
Comienza a llover fuerte, casi arrecia
y no le va a dar tiempo
a refugiarse en la ciudad. Y corre
como quien asesina. Y no comprende
el castigo del agua, su sencilla
servidumbre; tan sólo estar a salvo
es lo que quiere. Por eso no sabe
que le crece como un renuevo fértil
en su respiración acelerada,
que es cebo vivo, amor ya sin remedio,
cantera rica. Y ante la sorpresa
de tal fecundidad,
se atropella y recela;
siente, muy en lo oscuro, que está limpio
para siempre pero él no lo resiste;
y mira, y busca, y huye,
y, al llegar a cubierto,
entra mojado y libre, y se cobija,
y respira tranquilo en su ignorancia
al ver cómo su ropa
poco a poco se seca.
CLAUDIO RODRÍGUEZ
...Feliz lunes.
Un beso,
Anay
2 comentarios:
claudio rodríguez y jules renard, menudo pleno, anay!
muchas gracias de lunes,
pepe
Gracias a vosotros. Un placer.
Anay
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