trato de poner orden a mis sentimientos. a fecha de hoy, lamento más la herida producida a un animal que a un hombre. y trato de averiguar por qué.
¿acaso porque la mayoría de daños los provocamos nosotros?. sin embargo, trato de entender esta otra bestialidad propia de los humanos.
¿seré yo mismo una bestia por sentir así?.
no vine a hacer un texto brillante, ni a exponer lúcidamente esta historia que me ocupa.
apenas balbuceos.
¿acaso porque la mayoría de daños los provocamos nosotros?. sin embargo, trato de entender esta otra bestialidad propia de los humanos.
¿seré yo mismo una bestia por sentir así?.
no vine a hacer un texto brillante, ni a exponer lúcidamente esta historia que me ocupa.
apenas balbuceos.
òscar
3 comentarios:
Es terrible que la herida esté en nuestra mano, pero es maravilloso que la curación esté en ella también.
Querido Oscar:
eres sincero y en la desnudez ganas, seguro.
Te recomiendo leer los diarios de César Simón. Seguro que descubres afinidad involuntaria. El profesor y poeta tenía extrañas costumbres. Gustaba de ir al campo y cuando veía perros ahorcados, descolgarlos y darles un entierro digno. Lo convirtió en una rutina, según cuentan los lugareños.
Por mi parte creo que ese sentir compasión por las bestias es elocuente y humano, como pocas cosas. Y balbucir, compañero, como poeta, tiene su ontología, su razón subversiva de ser, desde la heterodoxia, más cabal que lo común y desafortunadamente llamado normal.
Un abrazo grande.
Víktor
paradójicamente, isabel, es cierto lo que dices y me veo diciendo en ti...
abrazos,
òscar.
querido víktor,
qué fantástico lo que cuentas de césar simón y tu añadido...
desde ya mismo tomo nota del poeta y a ti, como siempre, abrazos,
òscar.
Publicar un comentario