tarde invierna cruda que enfría fuera y dentro, sol torcido entre ceniza cual asfalto brilloso, tarde que socavó nuestro adiós -que dijo, ché, jorge luis, don borges- me dedico después de una mañana exitosa de fregolandia y atareo y de recogimiento
casero, a husmear, cerca del radiador y la ventana del estudio, bitácoras de amigos.y entiendo todavía mejor en este frío que ventura camacho enmarque sus escenas para el adiós en pequeñas películas donde en pleno campo, en abril y por córdoba, la gente se eche unos cantes por alegrías, o por tangos con un baile de eli, como en medio de una romería, gozando con sentío. y de ahí me muevo al blog de mario cuenca, y puedo escuchar a una voz muy cercana leer hielo, uno de sus poemas. la voz es òscar. òscar solsonetti. y entre navegaciones y regresos, encuentro una foto de carmen en el ídem de la victoria flanqueada por mariano y por òscar bajo un techo de buganvillas, granada, junio, calor radiante, la tarde marea todavía y estamos ahí, entre arrayanes, cerveza en mano, sin necesidades mayores que la de estar juntos y reírnos y hablarnos y contarnos.
ppeppe
pepe
3 comentarios:
ay, pepe, tenemos la obligación de convertir el desastre propio en sonrisa, doblar la recta, el fruncido, desbloquear el alma y servirle agua a la vaca...
dicho sea de paso, no sé qué quiero decir, bueno, sí, que me gusta mucho tu texto y los amigos...
ò.
eso es: el desastre propio en risa, la risa en agua, y en vaso, y el vaso en beso...
y canción.
pepo
pepe, cómo disfruto de tu lectura! un abrazo enorme...ah! pero disfruto más de tu generosa amistad! abrazo
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