tristeza. la noche cuando el reloj dice por la tarde y cuando no sale por ningún lado el valor de la moneda, ni mi esfuerzo, a sabiendas que la sala de máquinas de mi cerebro hace mucho tiempo que fue abandonada a su suerte reemplazándola forzosamente por el golpe de la tripa, ese carbón.
alegría. hoy no hay motivos de alegría. únicamente al decir gata o comprobar, cuando voy a fumar un cigarrillo al taller, que tú estás aquí, conmigo, tratando de comprender mi sencillo mecanismo roto.
alegría. hoy no hay motivos de alegría. únicamente al decir gata o comprobar, cuando voy a fumar un cigarrillo al taller, que tú estás aquí, conmigo, tratando de comprender mi sencillo mecanismo roto.
òscar
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