
después de tomarme un café caliente he salido al balcón, con un chupito de grappa y un cigarro que he apagado pronto. el frío recorta el perfil de las cosas, las personas, el ruido de la calle. se está mejor adentro. los de casa están tranquilos, descansando. diciembre apaga el cielo lento y sin concesiones. pienso en el perro que ahora vive en un rincón del garaje donde dejo la bici, que salta y se contenta con mi atención cuando le rasco la cabeza, mirándome, despierto. en cuatro días dejará de ser cachorro. en cuatro días la luz se alargará imperceptiblemente. entonces saldré al balcón otra vez a buscar el sol, como una cálida promesa del verano encendido.
pepe
pepe
pepe
2 comentarios:
creo que la poesía nos ancla en la realidad como si fuéramos un nudo que se tensa gracias a otros nudos (un perro, el atardecer) y nos da nuestro lugar en el mundo como partes de un todo, igual que una religión.
gracias, isabel.
pepe
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