ayer cometí el error de meterme en la boca del lobo. es decir, en los túneles de la ronda del mig, poco antes de comenzar el partido del barça. así que estuve veinticinco minutos en la tripa de la bestia, un lugar en el que si no andas bien de la azotea, te entra una pulula de pánico en menos de lo que aparece una motocicleta. fue una sensación fea, inquietante. intentaba verle la poesía a la cosa, en fin, me gustó no encontrarla allí. buenos días.
òscar
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