
esto del hambre.
hijos por todas partes. ancianas que son hijas, que lo fueron. mi madre, sin ir más lejos. la abuela murió hace tanto, ella es abuela, la llaman yaya sus nietos... pero ella sigue sintiéndose hija. mi padre, siendo una excepción, es hijo también, del campo. de una tierra determinada, sin confines. él sabe que las manzanas que coge a diez kilómetros de casa, de alguna manera, son suyas, puesto que se siente hijo de la tierra. la trabaja aun. caga en el campo, una forma como cualquier otra de acariciar, de querer.
morir de hambre.
hijos por todas partes. llamamos hijo al libro que está a punto de nacer, decimos nacer. a mí en parte no me sirve. no tengo hijos. pero nuestros hijos se mueren de hambre en otra parte. por eso millones de libros (el mío también, el de mis amigos no, siendo el mismo) nacen muertos porque nacen sin boca, nacen incapaces de decir, por eso leo tan poco, por eso todavía no he leído la frase padre: ningún hijo se muere de hambre en este mundo.
nadie me llama papá. soy hijo, un eslabón inferior. algo que pierde. algo que perdió o va a perder.
este texto está equivocado, desde luego. me he perdido. es un ovillo sin jersey.
òscar
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