A mí me faltan horas. Comencé la liturgia de desenpolvar la maleta. Cargando la cámara fotográfica, mi libro para compensar un poco la generosidad de algunos amigos/poetas con los que nos cruzaremos.
Me llevo lecturas: "Hilos", de Chantal Maillard, una de nuestras próximas entrevistas, y "Arrojada", de Carmen Camacho, de la que nos hemos convertidos en fans absolutos. Con tanto verso bueno, seguro que tambaleará el tren nocturno que me hará llegar el sábado por la mañana a Córdoba.
Mariano
CITROËN MÉHARI
“Llévame oh llévame a la perdición
en mobilette mi amor.”
Aníbal Núñez
Haberme dicho, amor, en tus misivas
cibernéticas, que el descapotable
ese del que me hablabas
y me jurabas –qué cara tienes-
aparcar en mi puerta, las vecinas
pendientes, yo arreglada,
haberme dicho, leche, que ese coche
era como eres tú, un amasijo
de risas/ una cosa por revisar
sin puertas, sin cadenas, sin ventanas,
sin luces, ¿y el techo?
- contigo siempre llego a la Encomienda
con la atmósfera por montera-.
Si yo hubiera sabido antes esto,
(quién iba a imaginar)
que una tartana, tú la llamas Mehari,
sin tilde, así: “Mehari”,
era tu descapotable tan famoso,
y que ahora me sonríes, las manos
al volante, las chanclas sobre el freno,
que me maten si no salgo corriendo
a buscarte y a darnos a la vida
al vuelo, a ras, al Duero.
Tocata y fuga a dos caballos. Esta
es la hora de darnos jaque, pronto.
Haberme dicho, amor, que tú eras esto.
Hubiera cabalgado antes
“Llévame oh llévame a la perdición
en mobilette mi amor.”
Aníbal Núñez
Haberme dicho, amor, en tus misivas
cibernéticas, que el descapotable
ese del que me hablabas
y me jurabas –qué cara tienes-
aparcar en mi puerta, las vecinas
pendientes, yo arreglada,
haberme dicho, leche, que ese coche
era como eres tú, un amasijo
de risas/ una cosa por revisar
sin puertas, sin cadenas, sin ventanas,
sin luces, ¿y el techo?
- contigo siempre llego a la Encomienda
con la atmósfera por montera-.
Si yo hubiera sabido antes esto,
(quién iba a imaginar)
que una tartana, tú la llamas Mehari,
sin tilde, así: “Mehari”,
era tu descapotable tan famoso,
y que ahora me sonríes, las manos
al volante, las chanclas sobre el freno,
que me maten si no salgo corriendo
a buscarte y a darnos a la vida
al vuelo, a ras, al Duero.
Tocata y fuga a dos caballos. Esta
es la hora de darnos jaque, pronto.
Haberme dicho, amor, que tú eras esto.
Hubiera cabalgado antes
Carmen Camacho
Se hizo de noche al mediodía...
Se hizo de noche al mediodía.
No pude respirar.
Tanto metal entre la carne,
aquel sabor a cieno
y sobre todo
el corazón oblicuo, sí, eso es,
el corazón oblicuo.
Como las tejas de un tejado,
resbalando.
El viento arriba
(había viento, sí, un viento suave).
Pero ya terminó. Una sombra
no hace la noche entera.
Volvamos cada uno a lo que nos distingue:
esa historia concreta, personal
que nos mantiene a salvo -mientras tanto.
Una sombra no hace la noche entera
-¿o sí la hace?
Chantal Maillard

6 comentarios:
anda que lo pasáis mal jajajja :D
Capullitos de alhelí, cómo se nota vuestra ausencia: esos vídeos, esos poemas, esas chirigotas...
Tengo mono.
Besuás.
Antonio.
Que escritos tan profundos.Me gusto mucho tu blog espero estemos en contacto.
Si me declaro sopera aferrima, podré viajar con vosotros?
Besos
Acabo de hablar con el Defensor del Poeta para exigir que solucione este problema: que los soperos no actualicen el blog ! QUé tal por Córdoba? abrazos
gracias, amig@s!
plís, necesito el día de hoy para reorganizar emociones. stop. que no pare.
muás!
òscar.
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