En los lavabos de los bares
no encuentro mis trenzas de los siete años,
y entonces araño las baldosas.
Y lloro.
He bebido ginebra,
pero me sabe a yema batida en vaso duralex
y a cuchara de acero inoxidable.
Los azulejos están ahí para lamerlos,
por si destilan alcohol o dulce de leche.
En realidad sólo saben a pared y están fríos.
Busco las horquillas y la raya en medio
que se ha debido de tragar el desagüe
mientras me besaba con el cemento.
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Carmen Ruiz, De Música para perros
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pepe
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